La ermita de Santa Ana en su origen era la iglesia de la aldea de Vinomás. Sus restos actuales indican que fue un edificio dedicado a San Pedro. Fue el Obispo Agustín quien entre 1561 y 1576 creó una ermita bajo la advocación de Santa Ana. No sabemos con certeza cuándo se despobló Vinomás, pero por las noticias descritas en las sucesivas visitas pastorales se deduce que sobre 1642, o a causa de la peste de 1648.
Hoy en día aún puede apreciarse lo que sería el magnífico edificio, cuyo espacio interior cuenta con unos misteriosos nichos bajo tierra que bien pudieran ser los restos de un osario.